He estado revisando últimamente la interesante primera carta del apóstol Pablo a Timoteo, en particular las calificaciones bíblicas de obispos y diáconos. En actualidad, en este libro y también en el de Tito, podemos ver lo que la Biblia dice debe ser el carácter de los ministros y siervos de Dios. Entre otras cosas, deben ser sobrios, prudentes, decorosos, pacíficos, amables, honestos, respetuosos, sinceros, justos, y dueños de si mismos. El hombre que sirve o ministra la palabra de Dios, no puede ser rebelde, arrogante, vicioso, avaro, violento, contencioso, ni de mal genio. ¡Que contraste refrescante del concepto de muchos en nuestra cultura! Como muchos otros, su servidor estaba programado a pensar que los hombres de verdad no lloran ni muestran emoción en público; no se dejan, ni toman consejo de nadie. Un hombre de verdad, pensaba yo, hace lo que le da la gana; sale todos los días con sus amigos, y los más machos son los que tienen más evidencia de pleitos pasados en su cara. Si esta percepción fuere correcta, no habría ningún hombre de verdad sirviendo a Dios. La verdad es que cualquier necio puede ser vicioso, alborotador, profano, y ponerle más atención a sus amigos que a esposa y familia, y no lo digo yo sino la palabra de Dios. Aquí están unos cuantos ejemplos: En la opinión del insensato su camino es derecho, pero el que obedece el consejo es sabio. (Prov 12:15) No conviene al hombre vil la grandilocuencia. Cuanto menos al noble el labio mentiroso. (Prov 17:7) Mejor es el pobre que camina en su integridad que el de labios perversos y que es necio. (Prov 19:1) No hagas amistad con el iracundo, ni tengas tratos con el violento. (Prov 22:24) ¿Es seña de virilidad gastar el salario en tragos con los amigos cada fin de semana y llegar a la casa en la madrugada? ¿Es hombría meternos en pleito con todo mundo? No, mis queridos lectores, esto no es ser un macho de verdad. Es una seña de tontería. El mejor ejemplo de un hombre verdadero fue Cristo. Muchos que pretenden ser valientes jamás pudieran soportar las cosas que el soportó. Jesús, nuestro Señor, fue manso, tierno, cariñoso, humilde, y pacífico. El mundo piensa que estas son señales de debilidad y puede decir o pensar lo que quiera, mas un hombre de verdad es uno que trabaja duro y cuida a su esposa y familia. Es uno que atiende a sus obligaciones. Tiene interes en el prójimo. Muestra compasión a los necesitados. Es hombre de palabra. Sabe llorar y no tiene verguenza de mostrar emoción en público. Sobre todo, cree en Dios y procura que su familia y seres queridos lo conozcan también. Un hombre le podrá dar muchas cosas buenas a sus hijos y familiares. Podrá suplirles lo mejor que el mundo puede ofrecer, y proveerles una buena educación, mas esto no se puede comparar en valor con las cosas eternas. Lo mejor que le podemos dar a nuestros seres queridos es Cristo, y la mejor manera de hacerlo es por vivir como sus fieles seguidores. Como se dice, he estado en los dos lados de la cerca. Tocante a lo qué es un hombre de verdad, escojo creer lo que dice Dios.
|