Nuestra cultura nos causó un mal grande cuando nos instiló la idea que "los hombres no lloran." Hoy dia, los que tienen la abilidad de llorar son percividos como débil o muy emocionales. Es una equivocación, pues hasta Jesús lloró. ¿Fue débil él? El Salmo 126:5 nos dice: Los que siembran con lágrimas, segarán con regocijo, intimando que llorar es tan natural como trabajar. De hecho, suprimir las lágrimas es como reprimir un fogón de presión. Tarde o temprano explotará. Aprendamos de Dios y no de nuestra cultura.
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